top of page

DESCUBRIENDO TU PROPÓSITO DE VIDA: CLAVES PARA ALINEAR TU CAMINO CON TU ESENCIA

  • mnwodnik
  • hace 4 días
  • 4 Min. de lectura

Desde que existe la humanidad, la pregunta por el sentido de la vida ha sido una de las más inquietantes. A veces surge en la calma de una noche estrellada; otras, en medio del caos de una pérdida o una crisis existencial. Puede aparecer después de un ascenso profesional que no llena, o en ese instante silencioso, donde todo parece estar bien... pero algo susurra recordándonos la ausencia de algo, algo falta. Encontrar el propósito de vida no es una moda reciente ni un privilegio espiritual, sino una necesidad humana profunda.

Con un tono amable —y un poco filosófico— podríamos decir que hay quienes pasan la vida corriendo tras metas como si fueran globos de helio, solo para darse cuenta de que nunca las metas y los éxitos o fracasos no les daban la satisfacción que buscaban. No se trata de llegar más rápido, sino de saber hacia dónde se camina… y realizar con autoaceptación el viaje a hacia tu esencia.


Caminante al borde del lago

En este artículo exploraremos:

1. QUÉ SIGNIFICA TENER UN PROPÓSITO DE VIDA

Tener un propósito de vida va más allá de tener metas. Las metas pueden cumplirse y desaparecer; el propósito permanece como una brújula interna. Este concepto ha sido explorado por filósofos, psicólogos y líderes espirituales a lo largo de los siglos. Viktor Frankl, psiquiatra y sobreviviente del Holocausto, sostenía que la capacidad de encontrar un sentido incluso en las peores circunstancias es clave para la resiliencia humana.

El propósito no se impone desde afuera: se descubre, se explora, se cultiva. No siempre viene acompañado de fuegos artificiales; a veces susurra, camina lento, y aparece en los detalles cotidianos.

Tener un propósito implica alinear lo que haces con lo que eres. Permite vivir con mayor coherencia, integrar las decisiones con los valores, y construir un sentido de dirección duradero, incluso en momentos difíciles.

 

2. ESTRATEGIAS PARA IDENTIFICAR TU PROPÓSITO

  1. Explorar tus valores personales

    Anotar las 5 cosas más importantes para ti en la vida. Preguntarte: ¿estoy tomando decisiones alineadas con estos valores?

  2. Identificar tus talentos naturales

    Reflexionar sobre aquello que haces con facilidad y disfrute. Preguntar a personas cercanas qué consideran que se te da bien.

  3. Conectar con tus pasiones olvidadas

    Recordar qué actividades te hacían perder la noción del tiempo cuando eras niño o adolescente. A veces el propósito duerme donde hay juego.

  4. Detectar metas impuestas

    Revisar si tus objetivos actuales vienen de tu deseo auténtico o de una necesidad de aprobación externa (familia, sociedad, pareja).

  5. Realizar un ejercicio de visualización

    Imaginar un día ideal dentro de 5 años: ¿qué haces?, ¿con quién estás?, ¿cómo te sientes? Esto puede revelar pistas sobre lo que te mueve.

  6. Diseñar un mapa de propósito

    Dibujar tres círculos: lo que amas, lo que se te da bien y lo que el mundo necesita. En la intersección puede surgir una dirección clara.

  7. Practicar la escritura reflexiva

    Escribir durante 10 minutos al día sobre la pregunta: “¿Qué sentido tiene para mí estar vivo hoy?”, sin juzgar ni corregirte.

  8. Observar momentos de plenitud

    Registrar cuándo te sientes más conectado, pleno o inspirado. Analizar qué tienen en común esos momentos.

  9. Permitir el vacío

    Aceptar no saberlo todo. El propósito no siempre es inmediato. Dar espacio a la incertidumbre es parte del proceso.

  10. Elegir una acción pequeña y significativa

    Actuar cada día en coherencia con un valor. No hace falta cambiar de vida, basta con dar pasos desde tu esencia.


Mujer frente al lago

 

3. CÓMO CONECTAR CON TU PROPÓSITO DE VIDA

Psicología Humanista

Desde la Psicología Humanista, el propósito de vida se vincula al concepto de autorrealización. Carl Rogers hablaba del crecimiento como un proceso hacia la autenticidad, donde el ser humano tiende naturalmente a desarrollarse si las condiciones son favorables.

Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)

La TCC aborda el propósito desde la relación entre pensamientos, emociones y conductas. Ayuda a identificar creencias limitantes que impiden conectar con un propósito significativo (“no valgo lo suficiente”, “no tengo talento”) y a reestructurarlas hacia pensamientos más funcionales.

Terapia Sistémica

Desde una mirada sistémica, el propósito se entiende dentro del entramado de relaciones. No somos islas: lo que damos y recibimos del entorno influye en nuestra dirección vital. Explorar el propósito implica también reconocer la historia familiar, los mandatos heredados y el lugar que cada uno ocupa en sus sistemas afectivos.

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

La ACT propone una vida basada en valores elegidos conscientemente. No se trata de evitar el malestar, sino de comprometerse con acciones alineadas a lo que realmente importa, incluso cuando hay miedo o incomodidad.

 

EJEMPLO PRÁCTICO

Pepa, de 52 años, sentía que había vivido para otros: como madre, pareja, hija, empleada. Tras una sesión en la que dibujó su “línea de vida”, identificó momentos de brillo que tenían algo en común: ayudar a otros a reconectarse con su creatividad. Hoy, sin dejar su trabajo, dedica una tarde a la semana a acompañar procesos de expresión artística en su comunidad. No se trata de un giro radical, sino de alinear la acción con el alma.

REFLEXIÓN

"Cuando el propósito de vida es claro, incluso el dolor se transforma en impulso." – Viktor Frankl

¿Estás viviendo para cumplir expectativas o para honrar tu naturaleza profunda? ¿Qué decisiones recientes has tomado desde el miedo, y cuáles desde tu propósito? Si tuvieras plena libertad, ¿qué elegirías crear con tu tiempo?

Imagina un velero sin timón, avanzando a merced del viento. A veces navega rápido, otras apenas se mueve. Puede tener buena estructura, pero sin dirección. Tu propósito es ese timón interno. No garantiza mares en calma, pero sí que cada ola tenga sentido.

La búsqueda del propósito no es un subtema o un examen que se aprueba, o un puerto al que arribar. Es un proceso íntimo, fluido y muchas veces imperfecto… como la vida misma.

Encontrar el propósito de vida no es un destino final, sino una forma de estar en el mundo. No se trata de tener todas las respuestas, de correr hacia una meta... sino de desarrollar la paciencia y hacer las preguntas correctas. Y si sientes que este momento es el indicado para mirar hacia adentro con un sherpa o guía será un placer acompañarte en ese viaje.



 

 
 
bottom of page