En la travesía del túnel del duelo, nos encontramos ante un viaje interior único, una travesía que, aunque dolorosa, puede guiarnos hacia herramientas valiosas para cultivar una felicidad interna y duradera, independiente de las circunstancias externas. Navegar el duelo y entrenar la felicidad es posible. No se trata de superarlo, tal vez esta meta nos genera frustración ya que una gran pérdida siempre nos deja una huella. Tambien puede ser la palanca de cambio para resetear nuestra vida hacia la felicidad. En este proceso, la navegación a través del duelo se convierte en un sendero transformador hacia una auténtica serenidad.
Tomemos el ejemplo de Jaime*, quien inicialmente creía que su felicidad se sostenía en la abundancia de cosas externas. La pérdida de su hermana lo sumió en un profundo dolor, llevándolo a depender de antidepresivos para amortiguar el sufrimiento. Aunque estos medicamentos anestesiaban sus emociones difíciles, no proporcionaban las herramientas necesarias para navegar el duelo y entrenar la felicidad. Fue durante sus sesiones de terapia que Jaime comenzó a explorar las capas más profundas de su penar y a cuestionar sus creencias fundamentales sobre la dicha y la satisfacción.
El duelo, como proceso natural frente a pérdidas significativas, nos sumerge en la oscuridad del dolor y la tristeza. Sin embargo, es dentro de este túnel emocional que empezamos a descubrir las herramientas esenciales para construir una felicidad que perdure en el tiempo.
Durante las sesiones terapéuticas, Jaime aprendió a reconocer y aceptar sus emociones en lugar de simplemente mitigarlas. La terapia se convirtió en un espacio seguro donde exploró sus creencias y sus emociones, comprendió la naturaleza efímera de todo, de las posesiones materiales y también de la vida. Para navegar el duelo, desarrolló una mayor conexión consigo mismo, planteándose sabias preguntas. A medida que avanzaba en el proceso, se daba cuenta de que la verdadera felicidad residía en la aceptación de todo tal y como se presenta y la construcción de una base sólida dentro de sí mismo.
En las profundidades de la aflicción, Jaime aprendió a reconocer y aceptar sus emociones, permitiéndose explorar la complejidad de su mundo interno. Este autoconocimiento, aunque doloroso, es el cimiento sobre el cual construimos nuestra fortaleza emocional.
El viaje de Jaime a través de la terapia no solo le proporcionó herramientas prácticas para afrontar el duelo, sino que también lo llevó a una transformación interna. Abandonó la dependencia de elementos externos para su felicidad, dejó de tomar ansiolíticos y antidepresivos y, en su lugar, cultivó una serenidad interna que no estaba sujeta a las fluctuaciones de la vida.
Tal vez la travesía por el túnel del duelo se revela como una escuela de vida, donde las lecciones sobre la verdadera naturaleza de la felicidad son profundas y transformadoras. A medida que navegamos por las aguas difíciles del duelo, emergemos con un conjunto valioso de herramientas que nos permiten entrenar una felicidad interna, arraigada en la autenticidad y la fortaleza emocional, independiente de factores externos. Si quieres agendar una sesión de terapia online para pareja, individual o familia abre el siguiente enlace pinchando aquí.
*Gracias a las personas que inspiran este artículo por la generosa autorización para utilizar nuestra conexión compartida desdibujando los personajes y las historias para preservar el anonimato.
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