Afrontar un divorcio puede ser una de las experiencias más desafiantes tanto para los padres como para los hijos. A menudo, los hijos quedan atrapados en un torbellino emocional que varía en intensidad y manifestación dependiendo de su edad y etapa de desarrollo. Para los padres, esto significa enfrentarse no solo a su propio proceso de separación y pérdida, sino también a la tarea de brindar el apoyo adecuado a sus hijos en un momento crítico de sus vidas.
En este artículo exploraremos:
1. LAS REACCIONES PSICOLÓGICAS ANTE UN DIVORCIO CON HIJOS SEGÚN LA EDAD
Los niños más pequeños pueden no comprender plenamente el divorcio, pero son sensibles a los cambios en el ambiente familiar. Pueden manifestar ansiedad por separación, irritabilidad o alteraciones en el sueño y la alimentación. La estabilidad y el contacto constante con ambos padres son esenciales para minimizar su angustia. Afrontar un divorcio genera incertidumbre e inseguridad. La seguridad es muy necesaria para ellos, no solo en lo afectivo, sino que también los horarios. Que se mantengan hábitos que sean predecibles, que sepan lo que se espera de ellos y lo que han de esperar de sus progenitores y otros seres queridos como los abuelos o tíos.
NIÑOS EN EDAD ESCOLAR (5 A 11 AÑOS)
En esta etapa, los niños comienzan a entender lo que implica un divorcio, aunque su capacidad para procesarlo psicológicamente es limitada. Pueden sentirse culpables, creer que podrían haber evitado la separación o desarrollar problemas de conducta o sociales como rebeldía o retraimiento.
ADOLESCENTES (12 A 15 AÑOS)
Los adolescentes suelen experimentar el divorcio con una intensidad emocional elevada. Pueden reaccionar con ira, tristeza o incluso indiferencia aparente. También es común que cuestionen los valores de los padres y busquen mayor independencia.
ADULTOS JÓVENES (MAYORES DE 18 AÑOS)
Aunque son más independientes, el divorcio puede desestabilizar a los adultos jóvenes, especialmente si están en etapas importantes como la universidad o el inicio de su vida laboral. Pueden sentirse responsables de mediar entre los padres o enfrentar dificultades para formar sus propias relaciones. Es en esta etapa donde se forman y establecen los primeros vínculos de pareja por lo que ver a sus padres atravesar una etapa donde se confirma públicamente que dejaran de amarse resulta complicado.

2. ENFOQUES TERAPÉUTICOS PARA ACOMPAÑAR EL PROCESO
TERAPIA HUMANISTA
Desde esta perspectiva, el énfasis está en validar las emociones del hijo y crear un ambiente donde se sienta seguro para expresar lo que siente. La empatía y la escucha activa son pilares fundamentales para acompañar a los hijos en cada etapa.
TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL (TCC)
La TCC ayuda a identificar y modificar pensamientos distorsionados que los hijos puedan desarrollar, como la culpa o la percepción de abandono. También fomenta la construcción de habilidades para prever y afrontar los cambios de manera saludable.
TERAPIA SISTÉMICA
Este enfoque considera al divorcio como un cambio en la dinámica familiar. Trabajar en la comunicación entre todos los miembros de la familia puede minimizar conflictos y fomentar un entorno más colaborativo.
TERAPIA DE ACEPTACIÓN Y COMPROMISO (ACT)
La ACT enseña a aceptar las emociones difíciles sin intentar eliminarlas, mientras se enfoca en los valores importantes, como mantener una relación saludable con ambos padres.
TERAPIA INFANTO JUVENIL La psicoterapia infantil y juvenil es una intervención terapéutica es muy necesaria para muchos hijos de matrimonios en proceso de separación o divorcio. Está orientada a potenciar el bienestar emocional del niño y del adolescente, así como a modificar maneras de pensar, relacionarse, actuar y darle sentido a sus vidas que pueden estar generándoles problemas de distintos tipos.
3. ESTRATEGIAS PRÁCTICAS PARA APOYAR A LOS HIJOS DURANTE EL DIVORCIO CON HIJOS
Mantener la rutina diaria lo más estable posible.
Explicar el divorcio de manera adecuada a la edad. Evitar detalles innecesarios. Prestar atención a la culpa que se despierta en muchos hijos.
Validar las emociones de los hijos. Permitir que expresen tristeza, enojo o confusión. También las emociones aflictivas como la rabia.
Establecer una comunicación abierta y honesta. Fomentar preguntas abiertas y responder con claridad.
Evitar discusiones delante de los hijos. Reducir su exposición al conflicto de los padres.
Crear momentos de calidad con cada progenitor. Fortalecer los vínculos individuales ofreciendo afecto y seguridad en el amor incondicional. Son los padres los que se separan. No la familia.
Proporcionar un espacio para el juego o actividades creativas. Esto puede servir como una vía para procesar emociones y expresar creencias y expectativas que no se están cumpliendo.
Buscar apoyo externo si es necesario. Un terapeuta familiar, de pareja o infantil puede ser de gran ayuda.
Estar atentos a señales de angustia prolongada. Como cambios significativos en el comportamiento especialmente en el autocuidado.
Fomentar la resiliencia. Ayudarles a enfocarse en lo positivo y en sus fortalezas.
Conectar con las instituciones académicas. El trabajo en equipo es crucial para que los hijos estén atendidos psicológicamente.
4. LA IMPORTANCIA DEL AUTOCUIDADO PARA LOS PADRES EN PROCESO DE DIVORCIO CON HIJOS
Cuando el divorcio sacude las bases de la vida familiar, es fácil dejar de lado el cuidado personal. Sin embargo, para poder acompañar a los hijos, los padres necesitan fortalecer su bienestar físico y emocional. Como señala Pema Chödrön en Cuando todo se derrumba, aceptar la incertidumbre y construir una red de apoyo son pasos fundamentales para atravesar momentos difíciles.
LISTADO DE AUTOCUIDADO PARA LOS PADRES EN PROCESO DE DIVORCIO CON HIJOS:
Permitir tiempo para procesar emociones. Reconocer tristeza, miedo, tristeza o culpa sin juzgarse.
Evitar hablar mal del otro progenitor. Ayuda a los hijos a mantener una relación saludable con ambos padres.
Buscar apoyo en familiares, amigos o grupos. Compartir la carga emocional con otros puede ser liberador.
Practicar mindfulness o meditación. Esto ayuda a calmar la mente en momentos de estrés.
Establecer límites claros. Proteger el tiempo personal y evitar sobrecargar la agenda.
Consultar con un terapeuta. Recibir orientación profesional puede facilitar el proceso.
Fomentar hábitos saludables. Dormir bien, comer de manera equilibrada y realizar ejercicio regular.
Encontrar actividades que brinden alegría. Redescubrir pasatiempos o explorar nuevos intereses.
Leer sobre el proceso de duelo. Libros sobre los procesos de divorcio o pérdidas ofrecen una perspectiva enriquecedora.
Ser amable contigo mismo. Recordar que cometer errores es parte del aprendizaje.
Aprender a sobrellevar la incertidumbre. Un divorcio con hijos implica transitar incertidumbre. Todo esta en continuo cambio.
Como padres, cuidar de uno mismo es un acto de amor hacia los hijos. Cuando tú estás bien, puedes ser un modelo de resiliencia y fortaleza.
REFLEXIÓN
En palabras de Pema Chödrön: “Solo cuando somos valientes con lo que nos asusta podemos transformar el sufrimiento en alegría.”
¿Cómo puedes cultivar el equilibrio emocional en medio de esta transición, tanto para ti como para tus hijos?