Vivimos en una sociedad que evade hablar de la única certeza que todos compartimos: vamos a morir. Este esquivo tema rara vez se aborda a menos que hayamos experimentado una pérdida reciente. El temor a la muerte nos persigue, eclipsando otros miedos. Figuras como Kierkegaard y Sócrates han reflexionado sobre ella, ofreciendo perspectivas sombrías y serenas, respectivamente. La visión serena me recuerda a la Señora Himmel, una paciente de cuidados paliativos de 58 años, que acompañé en el Christophorus Hospiz Verein, Múnich, durante el verano pasado en sus últimos días de vida: “el proceso de morir es una última oportunidad para vivir con presencia total”.
Pero todo lo que nace, cambia y muere. También el tabú a hablar de la muerte está cambiando. En este contexto, emerge el concepto de los Death Cafe, Cafés de la Muerte, espacios donde el tabú sobre la muerte está siendo “desmantelado”. ¿Has asistido alguna vez a uno de estos encuentros?
UN ESPACIO RESPETUOSO PARA HABLAR DEL PROCESO DE MORIR
Lejos de invocar a la muerte, hablar de ella puede aumentar nuestra conciencia sobre la mortalidad, impulsándonos a vivir con mayor plenitud. Estas reuniones, libres de intenciones comerciales, crean un espacio seguro para el diálogo auténtico, donde nutrimos cuerpo, mente y alma. ¿Cómo cambiaría nuestra percepción de la vida si hablásemos más frecuentemente sobre nuestra naturaleza impermanente, sobre el proceso de morir, sobre la muerte? ¿Cómo mejoraría el legado que dejamos a nuestros sucesores, si consideramos que en cualquier momento podemos morir?
UNA MESA DE CONVERSACIÓN EN LA CAFETERÍA
Imagina una mesa recogida en una cafetería donde personas comparten café o infusiones, algunas disfrutando de churros o bizcocho, listas para escuchar y hablar sobre la muerte.
"A mí me interesa más, comprender qué les pasa a las personas que tienen una ECM, una experiencia cercana a la muerte. ¿Qué aprendemos de ellos sobre la muerte? ¿Qué es esa transición?" preguntó María abriendo el interés sobre este tránsito de ida y vuelta. ¿No es fascinante cómo algo tan simple como compartir un café puede abrir las puertas a conversaciones profundas sobre la vida y la muerte?
HISTORIA DEL DEATH CAFÉ
El concepto del Death Cafe, o café de la muerte, nació en el Reino Unido en 2011, cuando Jon Underwood, influenciado por los artículos del sociólogo suizo, Bernard Cretazz, decidió organizar el primer encuentro en su propia casa en Londres, junto a su madre, psicoterapeuta. Desde entonces, este movimiento ha crecido exponencialmente, extendiéndose a más de 80 países en todo el mundo, con miles de reuniones celebradas cada mes. A través de estas reuniones, se busca destigmatizar las conversaciones sobre la muerte, promoviendo una mayor aceptación de esta experiencia certera, humana y universal. ¿Qué te parece la idea de que hablar sobre la muerte pueda enriquecer nuestra experiencia de vida?
PRINCIPIOS DEL DEATH CAFÉ
Los Cafés de la Muerte ofrecen un espacio de apertura y respeto, donde no se busca llegar a ninguna conclusión o acción predeterminada. En un mundo basado en la economía, donde la autenticidad a menudo se ve eclipsada por las agendas ocultas, ¿Cómo puede influir en nosotros el participar en conversaciones genuinas y sin prejuicios sobre temas tan fundamentales?
UN ESPACIO PARA LA CONVERSACIÓN ABIERTA
Es importante subrayar que estos encuentros no son terapia de duelo ni buscan serlo. La dinámica de un Café de la Muerte es única, proporcionando un lugar para compartir experiencias, pensamientos y emociones relacionadas con la muerte, desde una perspectiva no terapéutica.
Juan, enfrentando una enfermedad terminal, comparte sus miedos, abriendo un diálogo introspectivo. "¿Cuál es vuestro mayor miedo sobre la muerte?" Las respuestas incluyen "No haberme despedido de mis seres queridos", "Sufrir por el dolor de una enfermedad", "No ver crecer a mi hija”, "Cómo será su proceso de duelo". Esta pregunta inicia una conversación profunda y reflexiva.¿Cómo nos afectaría el abrir nuestro corazón a estas conversaciones sin expectativas de curación o consuelo, sino simplemente para explorar y compartir?
LOS CAFÉS DE LA MUERTE NO SON...
Clarificando, los Cafés de la Muerte no pretenden ser un soporte para el duelo reciente ni una manera de procesarlo. Son más bien una invitación a mirar la muerte desde una perspectiva cotidiana, posiblemente llevándonos a pequeñas epifanías sobre nuestra propia existencia.
Susana comenta: "Esto no es como la psicoterapia. No esperamos descubrir grandes verdades, ni transformar nuestras emociones, o resolver nuestros traumas de infancia. Se trata de abrir una pequeña ventana a algo que antes nos daba miedo mirar". Desde historias personales que nos conmueven hasta reflexiones que nos inspiran, todos aportamos nuestra perspectiva única. ¿Qué historias compartirías en un espacio así?
Las reuniones tratan más de lo cotidiano que de lo dramático. Así mismo es más probable que produzcan pequeñas epifanías que realizaciones profundas.
EL ROL DE LOS PARTICIPANTES
Los participantes de un Café de la Muerte venimos de todos los ámbitos de la vida, compartiendo el interés común de explorar el tema de la muerte de manera abierta y respetuosa. Nicolás relata cómo su abuela de 92 años insiste en vivir la vida plenamente, recordándonos la importancia de aprovechar cada momento. “Cuando llego, me toma del brazo y nos lleva a la calle ¡a ver y disfrutar de la vida!”
Pensar, hablar compartir con naturalidad
Al final de un Café de la Muerte, los participantes nos llevamos con nosotros no solo reflexiones sobre la muerte, sino también una apreciación renovada por la vida.
“A mí me encanta el deporte”, comenta Gonzalo, profesor de fitness, “el cuerpo me enseña su fragilidad. Por mucho que lo cuides, cuando la muerte llama a tu puerta eso es lo que hay”.
"Yo soy muy espiritual y llevo muchos años en el mundo de la meditación, practicar yoga y esas cosas y también contacto, he tenido canalizaciones y cosas de esas…", declara Isabel, una empresaria de 58 años, habitual en el Death Cafe de Madrid.
¿PODRÍA ESTE ENFOQUE CAMBIAR NUESTRA MANERA DE ENFRENTAR LA VIDA Y LA MUERTE?
Mi experiencia como facilitadora de estos Death Café y psicóloga especializada en duelo es que cuanto más participo mejor vivo."Hablar de la muerte me hace mucho bien, porque salgo de los Death Cafe con más vida, con más gratitud hacia la vida. Porque, desde la impermanencia que todos somos en el cuerpo y sabiendo que cualquier día me muero, quiero llenar mi vida cada día. Entonces, es como que hablar de la muerte, me potencia vivir mi vida en plenitud".
Estos encuentros nos recuerdan la importancia de hablar sobre la muerte de manera abierta y compasiva, fortaleciendo los lazos humanos y encontrando lazos de igualdad en la comunidad. La muerte nos une a todos.
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¿Te gustaría asistir a un Death Café?
Existen numerosas oportunidades de asistir a uno, tanto de forma presencial como en formato online. Inscríbete en el siguiente enlace y te avisamos de los próximos eventos.