Cómo reconectar con mi mismo: Cuando pierdes contacto contigo…
- mnwodnik
- 29 may
- 5 Min. de lectura
Actualizado: hace 10 horas
Hay días en los que parece que estamos, pero no estamos. Nuestro cuerpo se mueve, nuestra boca responde, la agenda se cumple, pero algo esencial dentro de nosotros permanece en silencio, en modo “off”. No se trata de un gran drama. Es más bien un adormecimiento suave y persistente. Como si una parte vital de nosotros hubiera apagado la luz y cerrado la puerta sin dejar nota.
Este fenómeno pasa cuando pierdes contacto contigo. Tiene nombre: desconexión interna. Y aunque no aparece en los manuales médicos, afecta profundamente la calidad de vida. La buena noticia: se puede revertir. El primer paso es reconectar con mi mismo, desde una comprensión compasiva y profunda de lo que significa ser uno.
Como decía un viejo terapeuta existencial: "no estamos perdidos, solo desenfocados".
En este artículo exploraremos:
1. ¿QUÉ SIGNIFICA PERDER CONTACTO CON UNO MISMO?
¿Cómo se expresa la desconexión interna? Perder contacto con uno mismo no genera solo tristeza. A veces lo vivimos como no encontrar sentido. Se expresa en frases como:
“No sé qué quiero.”
“Hago mucho, pero no disfruto nada.”
“Siento que algo falta, pero no sé qué.”
Este vacío tiene raíces complejas. Puede nacer de la sobre exigencia, del trauma, de las lealtades familiares invisibles, o simplemente del ritmo frenético del mundo moderno.
Desde la psicología integrativa, lo entendemos como una ruptura en la relación entre mente, cuerpo, ego y conciencia. Vamos a diferenciarlos para comprenderlo mejor.
CONCIENCIA, MENTE, EGO Y CUERPO: CLAVES PARA RECONOCERTE
La mente alberga pensamientos, creencias, recuerdos, proyecciones a futuro, ideas… Imágenes. Es útil, pero parcial. Cuando domina sola, puede desconectarnos de lo que realmente sentimos.
El cuerpo es sabio. Expresa emociones antes de que podamos nombrarlas. Bessel van der Kolk, autor de El cuerpo lleva la cuenta, explica cómo el cuerpo guarda memorias emocionales, aunque la mente las reprima.
El ego, según Carl Jung, es la parte de nosotros que cree ser la protagonista. Construye una identidad basada en roles, expectativas de otros y nosotros mismos. El problema aparece cuando crees que eres solo eso.
La conciencia es la capacidad de observar sin reaccionar automáticamente. Es la “voz que se da cuenta”, como plantea Antonio Damasio, neurocientífico que estudia la relación entre emoción y cognición. No es algo místico. Es tan sencillo como darnos cuenta de que estamos enojados antes de actuar desde el enfado.
👉 Cuando uno se identifica solo con la mente, el cuerpo sufre. Cuando solo escuchamos al ego, perdemos autenticidad. Y cuando la conciencia se apaga, vivimos en modo automático, como el hámster en la rueda, persiguiendo la llave debajo de la farola. No donde la extraviamos.
Perder contacto con nosotros es dejar de habitar nuestra experiencia interna. Reconectar con nosotros es recuperar la brújula interna.

2. ENFOQUES TERAPÉUTICOS PARA RECONECTAR CON MI MISMO
Desde la Psicología Humanista, el enfoque está en volver a sentir. Carl Rogers hablaba de autenticidad como el camino para volver al sí-mismo. En esta línea, la emoción es una guía, no un obstáculo.
La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) ayuda a identificar pensamientos automáticos que desconectan del presente. Cuestionar creencias como “tengo que ser fuerte siempre” permite que emerjan partes más auténticas.
ACT (Terapia de Aceptación y Compromiso) propone dejar de luchar contra lo que uno siente, y, en cambio, actuar con base en los valores. No se trata de eliminar el dolor, el miedo o la rabia, sino de aprender a caminar con nuestras emociones aflictivas hacia una vida con sentido.
La Terapia Sistémica destaca cómo a veces nos perdemos a nosotros mismos para ser leales al sistema familiar. Por ejemplo, ignorar nuestros deseos para sostener una imagen esperada por otros, pero que no se corresponde con nuestros valores y deseos.
Todas estas perspectivas coinciden en lo esencial: reconectar con mi mismo es un proceso activo de escucha, aceptación, liberación y expresión.
3. ESTRATEGIAS PRÁCTICAS PARA RECONECTAR CON MI MISMO
Observar los momentos del día en que sientes más desconexión.
Anotar qué estás haciendo y cómo reacciona tu cuerpo en esos momentos.
Darte cuenta si faltando a tus valores, tal vez te estás faltando a ti, dificultándote ese “reconectar con mi mismo”, que te nutre.
Meditar. Entrenar una mente que observa los pensamientos, nos hace mucho bien y facilita reconectar con mi mismo.
Escribir. Al acostarte o levantarte, deja unas palabras sobre papel con lo que tu Ser esencial/alma necesita oír.
Nombrar tus sensaciones físicas y estados emocionales.
Ejemplo: “tensión en el pecho + pensamientos de fracaso = necesidad de descanso”.
Practicar la atención plena desde el cuerpo.
No solo meditar. También caminar lento, comer sin pantallas, estirarte con conciencia. Respirar tomando conciencia el aire que entre y sale.
Cuestionar si tu ego está tomando decisiones.
Preguntarte: ¿Estoy actuando por miedo, por costumbre o por coherencia interna? ¿Con qué imagen de mí mismo está alineado este pensamiento, acción o emoción?
Revisar qué parte de tu vida no tiene sentido ahora.
Escribir una lista de actividades que haces por obligación y otra de las que deseas recuperar.
Explorar tu historia familiar sin juicio.
Reconocer si estás repitiendo patrones heredados que te alejan de ti, de ese anhelado "reconectar con mi mismo".
Recordar momentos en que te sentiste plenamente tú.
¿Qué hacías? ¿Con quién estabas? ¿Qué sentías? ¿Qué manifestaba tu cuerpo?
Incluir microdecisiones diarias a favor de tu autenticidad.
Ejemplo: decir no, pedir ayuda, descansar sin culpa.
Dibujar un mapa corporal de la desconexión.
Identificar dónde sientes vacío, tensión o adormecimiento.
Solicitar acompañamiento profesional.
Hacer terapia no es un lujo, es una forma de volver a casa. ¿Qué es un problema o un conflicto sino la pérdida de un equilibrio o estado anterior?
EJEMPLO PRÁCTICO
Luis, 54 años. Ingeniero, tres hijos, muy intelectual y alejado de sus emociones y las sensaciones del cuerpo. Llega a consulta diciendo: “Todo está bien, pero es como si me faltara algo”. No sabe ponerle nombre a lo que siente, pero necesita estar constantemente distraído, enferma con frecuencia. A través de la terapia humanista y corporal, comienza a identificar que vive en la cárcel de los automatismos: el deber, el deseo, frecuentemente insaciable. Al reconectar con su cuerpo, reflexionar sobre el sentido de su vida y dejar de ignorar su agotamiento, decide renunciar a lo que no le nutre o es necesario. Encuentra en el soltar y abrirse al momento presente un camino de autoconocimiento que le hace mucho bien y agradecer su vida.
REFLEXIÓN
“La conciencia no es una parte de ti, es el lugar desde donde puedes verte completo.”– Jon Kabat-Zinn
La superviviente del Holocausto Margot Friedländer, al final de su vida, resumió su mayor anhelo para la humanidad con una sola frase:“¡Sed humanos!” (Seid Menschen!)
No dijo “sed buenos” ni “sed sabios”, sino simplemente humanos. Porque ser humano no es solo tener un cuerpo y una mente, sino también habitarse con presencia, empatía y verdad. Y eso solo es posible cuando uno logra reconectar consigo mismo.
Cuando nos desconectamos, no solo nos perdemos a nosotros mismo… también nos alejamos de los demás. El ego busca tener razón. La conciencia, en cambio, busca comprender. Por eso, reconectar con mi mismo también es un acto de responsabilidad afectiva hacia el otro, hacia el mundo. Y tú puedes plantearte… ¿Estás actuando desde tu ser o desde tu personaje? ¿Tu cuerpo te acompaña o te reclama? ¿Qué harías si volvieras a sentirte en casa dentro de ti?
A veces perderse es parte del viaje. Pero reconectar con mi mismo es decidir volver a casa con una mirada nueva y la gratitud por bandera.
Si sientes que vives desde la exigencia o el vacío, quizás sea tiempo de volver al eje. Acompaño procesos terapéuticos con un enfoque integrador y humano para ayudarte a recuperar la presencia, la autenticidad y el bienestar.