En nuestra sociedad, es cada vez más común encontrar niños que presentan trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) y, simultáneamente también muchos niños destacan por altas capacidades. Estos dos diagnósticos, aunque parecen opuestos, pueden coexistir y presentar desafíos únicos tanto para los padres como para los educadores.
En este artículo, exploraremos:
¿QUÉ ES EL TDAH Y CUÁNDO SE DIAGNOSTICA?
El TDAH es uno de los trastornos diagnosticados más frecuentes en la infancia, afectando aproximadamente al 5-10% de los niños en edad escolar. Tres rasgos lo caracterizan: inatención, impulsividad y exceso de actividad física. El diagnóstico suele realizarse en niños en edad escolar, alrededor de los 7 años, aunque los síntomas pueden aparecer antes y en algunos casos no se identifican hasta la adolescencia o incluso la adultez. Los criterios diagnósticos incluyen la persistencia de síntomas en múltiples entornos, como el hogar y la escuela, durante al menos seis meses, y deben ser significativamente más severos que los observados en otros niños de la misma edad.
¿QUÉ SON LAS ALTAS CAPACIDADES Y CUÁNDO SE DIAGNOSTICAN?
Las altas capacidades, también conocidas como superdotación, se refieren a un rendimiento intelectual significativamente superior al promedio. Aproximadamente del 3-5% de la población infantil tiene altas capacidades, aunque la identificación de estos niños puede ser complicada debido a la variabilidad en su manifestación. El diagnóstico generalmente se realiza a través de evaluaciones psicopedagógicas. Estas pruebas incluyen test de inteligencia y rendimiento académico. Un cociente intelectual por encima de 130, junto con habilidades extraordinarias en áreas específicas como la creatividad, el liderazgo o el talento en un área concreto, es indicativo de altas capacidades.
CLICHÉS Y ESTIGMAS SOCIALES
TDAH: Los niños con TDAH a menudo enfrentan el prejuicio de ser considerados "problemáticos" o "movidos". Este estigma puede influir negativamente su autoestima, su autoconcepto y también las relaciones sociales, dificultando que accedan al apoyo apropiado. Existe la percepción errónea de que el TDAH es simplemente un problema menor o una excusa para la mala educación. Esto puede llevar a una falta de comprensión y apoyo por parte de la comunidad más amplia de la familia extensa y de las instituciones educativas.
Altas capacidades: Los niños con altas capacidades suelen ser percibidos como "listillos" o "sabelotodos". Este prejuicio puede llevar a expectativas irrealistas y una presión excesiva, resultando en ansiedad y aislamiento social. Además, se tiende a asumir que estos niños no necesitan apoyo adicional, lo cual es un error. Muchas veces tienen que enfrentar desafíos emocionales y sociales nada sencillos para sus edades. Es crucial entender que las altas capacidades no solo se presentan en el ámbito académico, sino que también pueden conllevar problemas de ajuste social y una alta sensibilidad emocional.
TRATAMIENTOS FARMACOLÓGICOS
Para el TDAH: Los tratamientos más habituales incluyen fármacos estimulantes como el metilfenidato (Ritalin) y las anfetaminas (Adderall), que mejoran la atención y reducen la hiperactividad e impulsividad. También se recetan medicamentos no estimulantes como la atomoxetina (Strattera), que puede ser efectiva, aunque tarda más en hacer efecto. La elección del mejor tratamiento depende de las necesidades específicas del niño y debe ser monitoreada de cerca por profesionales de la salud.
Para altas capacidades: Aunque no se suelen recetar medicamentos específicos para las altas capacidades, es crucial abordar cualquier sintomatología concurrente como la ansiedad o la depresión con los procesos de terapia adecuados. La terapia cognitivo-conductual puede ser útil para ayudar a estos niños a gestionar su tendencia al perfeccionismo y la presión asociada a sus habilidades extraordinarias. En situaciones de mucho daño, se puede considerar la medicación para tratar síntomas de ansiedad severa o depresión. Sin embargo lo más conveniente es un apoyo familiar y social apropiado para su edad.
ENFOQUE FAMILIAR Y ESTRATEGIAS EDUCATIVAS
Desde una perspectiva sistémica, es esencial reconocer que los niños con TDAH y altas capacidades no solo requieren intervenciones individuales, sino también un entorno familiar y educativo que responda de manera holística a sus necesidades. La dinámica familiar y la interacción con el entorno educativo juegan un papel crucial en su bienestar psicológico. Los padres deben adoptar un enfoque comprensivo y estructurado, estableciendo rutinas diarias estables y claras que proporcionen seguridad y predictibilidad. La implementación de normas coherentes y el uso de refuerzos positivos son fundamentales para fomentar comportamientos deseables y aumentar la autoestima y la motivación del niño. Es igualmente importante que los padres se informen sobre los retos específicos asociados con el TDAH y las altas capacidades. Los padres y familiares más cercanos han de trabajar en estrecha colaboración con educadores y profesionales de la salud para desarrollar un plan de tratamiento integral que aborde tanto las necesidades académicas como psicológicas del niño y del adolescente.
Además, el entorno educativo debe ser flexible, estar informado y ser adaptativo. Los programas de enriquecimiento curricular, el avance acelerado y las clases extracurriculares especializadas pueden ser beneficiosos para mantener a los niños con altas capacidades comprometidos y motivados. Los profesores deben recibir formación específica para identificar y apoyar a estos estudiantes, implementando estrategias pedagógicas que no solo desafíen sus habilidades intelectuales, sino que también desarrollen sus competencias psicológicas y sociales. Es crucial crear un ambiente inclusivo donde se valoren y celebren las diferencias individuales, promoviendo un sentido de libertad en la autoexpresión respetuosa, pertenencia y autoaceptación.
La comunicación constante y abierta entre padres y educadores es esencial para asegurar que las intervenciones sean planificadas, coherentes y efectivas. Esto incluye reuniones regulares para evaluar el progreso del niño, ajustar las estrategias según sea necesario y asegurar que se están satisfaciendo sus necesidades, así como los límites a respetar. Finalmente, fomentar una red de apoyo entre padres, educadores y profesionales de la salud puede proporcionar recursos adicionales y un sentido de comunidad que es invaluable para el manejo exitoso del TDAH y las altas capacidades. Al adoptar un enfoque sistémico, empático y colaborativo, podemos crear un entorno que no solo apoya el desarrollo académico del niño, sino que también nutre su bienestar emocional y social.
¿Te has preguntado cómo podrías mejorar la comunicación con los profesores de tu hijo? ¿O cómo podrías adaptar su entorno educativo para que se sienta más valorado y comprendido a la vez que exigido a respetar unas normas básicas?
¿Cómo educar a un niño con tdah?
Para garantizar que los niños con TDAH y altas capacidades reciban la educación más adecuada, es esencial realizar evaluaciones individualizadas y continuas. Los programas educativos deben ser flexibles y abiertos, permitiendo tanto el enriquecimiento curricular como el apoyo adicional donde sea necesario. La identificación temprana y el apoyo constante son claves para que estos niños alcancen su máximo potencial sin sentirse sobrecargados ni estigmatizados.
Tres pilares:
Diagnóstico temprano: Es necesario para el éxito del tratamiento tanto del TDAH como de las altas capacidades.
Apoyo familiar: La implicación y comprensión de los familiares son dos necesidades fundamentales para la buena evolución de estos niños.
Educación personalizada: Adaptar el entorno educativo a las necesidades individuales de cada niño puede determinar una gran diferencia en su desarrollo y bienestar.
Comprender y gestionar el TDAH y las altas capacidades en nuestros hijos es un reto que requiere conocimiento, empatía y un enfoque integral. Al brindar el apoyo adecuado y trabajar en colaboración con educadores y profesionales de la salud, podemos ayudar a nuestros hijos a alcanzar su máximo potencial y a desarrollar un autoconcepto saludable. ¿Te has preguntado cómo podrías implementar estos enfoques en tu vida diaria? La reflexión y la acción son los primeros pasos hacia un cambio positivo.
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