Hace unos días, en un vuelo nacional, fui testigo de cómo el miedo a volar puede manifestarse con una intensidad casi paralizante. Estaba ya en mi asiento cuando una mujer, visiblemente angustiada, me pidió con la voz temblorosa si podía intercambiar lugares para sentarse en el pasillo. Su necesidad era evidente, y acepté sin dudarlo.
Me presenté como psicóloga, le pregunté su nombre y, con un suave gesto de empatía, le propuse que hiciéramos unos ejercicios de respiración para calmar la ansiedad. A lo largo del vuelo, con la mano apretando la mía cada vez que lo necesitaba, fuimos navegando juntas a través de la tormenta de sus emociones, demostrándose ella a si misma que es posible superar el miedo a volar.
En este artículo exploraremos:
1. CÓMO SE MANIFIESTA EL MIEDO A VOLAR
El miedo a volar, o aerofobia, suele manifestarse como una ansiedad extrema, sudoración, ritmo cardíaco elevado, respiración agitada, y pensamientos de catástrofe inminente. En la mujer que me acompañaba, observé todos estos síntomas: respiración superficial, cuerpo rígido y una lucha por contener el miedo. Estos signos físicos no son simplemente una respuesta racional al peligro (pues sabemos que volar es seguro), sino más bien una reacción emocional que se desencadena por la sensación de pérdida de control.
2. CÓMO ACOMPAÑAR A ALGUIEN CON MIEDO A VOLAR
Después de cambiar asientos, la mujer me explicó brevemente que no había volado en años debido a un evento traumático en su vida que le quitó la confianza en sí misma. Le pregunté si le gustaría que la guiara en algunos ejercicios de respiración. Ella asintió, visiblemente abrumada, y comenzamos con una respiración profunda: inhalar contando hasta cuatro, mantener el aire por un momento y luego exhalar lentamente.
Poco a poco, fui introduciendo técnicas de mindfulness, ayudándola a enfocarse en los sonidos del avión, la textura de su asiento y el contacto entre nuestras manos. Cuando sentía que su ansiedad aumentaba, simplemente apretaba mi mano y juntas retomábamos la respiración profunda. Esto ayudó a regular su sistema nervioso y a disminuir los síntomas de la ansiedad.
3. ESTRATEGIAS PRÁCTICAS PARA GESTIONAR LA ANSIEDAD EN VUELO
Respiración profunda: Inhalar por la nariz contando hasta cuatro, mantener la respiración por cuatro segundos y exhalar lentamente. Esto calma el sistema nervioso y reduce el pánico.
Aceptar la ansiedad: Como en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), en lugar de luchar contra el miedo, la invitaba a aceptar que estaba presente y que no necesitaba controlarlo.
Mantener el contacto físico: A veces, solo apretar la mano de alguien puede ser un gran ancla emocional. En este caso, el contacto físico le brindó seguridad.
Distracción positiva: A mitad del vuelo, su respiración se estabilizó, y me giró una sonrisa agradecida. Comenzamos a conversar sobre su vida y su psicóloga, con quien llevaba dos años trabajando. Este diálogo la ayudó a despejar su mente de los pensamientos de miedo.
Técnicas de mindfulness: Durante el despegue y el aterrizaje, cuando el miedo suele aumentar, la guie para que se concentrara en el presente, en lo que sentía y veía, en lugar de preocuparse por lo que podría pasar.
Pensamientos racionales: Le recordé algunos datos tranquilizadores sobre la seguridad de volar, pero sin intentar suprimir su miedo, sino más bien integrando la información como una herramienta para aliviar su ansiedad.
EJEMPLO PRÁCTICO Cuando el avión despegaba, la ansiedad de mi acompañante se disparó. Me apretó la mano con fuerza, señal de que estaba entrando en pánico. “Inhala conmigo”, le dije suavemente. Juntas, seguimos el ritmo de la respiración consciente, y después de unos minutos, su agarre se suavizó y su cuerpo se relajó. Más tarde, me confesó que estaba deseando contarle a su terapeuta que había logrado superar este vuelo.
METÁFORA O ALEGORÍA El miedo a volar es como una tormenta en alta mar. Aunque parece imposible navegar en medio del caos, con las herramientas adecuadas, como la respiración y la aceptación, uno puede encontrar calma en las olas y llegar a su destino en paz.
El avión vuela, pero es tu mente la que decide si el viaje es tranquilo o turbulento. ¿Cómo puedes aprender a soltar el control y confiar en ti mismo durante momentos de incertidumbre?
REFLEXIÓN Cuando aterrizamos, la mujer cerró los ojos y apretó mi mano una última vez. “Lo logré”, susurró. Sí, es posible superar el miedo a volar. Con apoyo, técnicas de relajación y aceptación, cualquier persona puede conquistar esa ansiedad paralizante y disfrutar de la libertad que ofrece el vuelo.
Si sientes que el miedo a volar te limita, te invito a solicitar una consulta. Juntos podemos trabajar en las herramientas que necesitas para convertir los viajes en una experiencia tranquila y liberadora.