La idea de las relaciones perfectas es solo esto, una ideación, un arcoíris. Esta fantasía ha sido alimentada desde hace siglos por cuentos, películas, libros y más recientemente por las redes sociales. Nos muestran parejas que nunca discuten, se entienden sin palabras y viven en un constante estado de felicidad. Sin embargo, al intentar replicar este ideal, solemos encontrarnos con muchos obstáculos, con la frustración y la duda. Y es que las relaciones perfectas, en realidad, no existen. A lo largo del tiempo, diferentes expertos en terapia de pareja han señalado que buscar la perfección en el amor de pareja es una de las causas principales de insatisfacción. Autores como Esther Perel, Joan Garriga, Walter Riso y John Gottman han compartido su perspectiva sobre cómo las expectativas poco realistas pueden sabotear las relaciones, y cómo, en cambio, aceptar la imperfección puede ser liberador. Al igual que todos tenemos sombras, las relaciones que creamos están exentas de perfección. La relación perfecta es una ilusión.
En este artículo exploraremos:
1. ¿QUÉ CONLLEVA LA BÚSQUEDA DE RELACIONES PERFECTAS?
El anhelo por la relación ideal está profundamente arraigado en la cultura moderna. Crecemos creyendo que, si encontramos a la "persona correcta", todo será fácil y fluido. Pero, como señala la psicoterapeuta Esther Perel, el amor romántico ha pasado a depender de expectativas demasiado altas añorando lo imposible: relaciones perfectas. ¡Buscamos en una sola persona lo que antes encontrábamos en toda una comunidad! Esperamos que nuestra pareja sea nuestro mejor amigo, amante, compañero de aventuras, confidente, e incluso nuestra fuente principal de felicidad.
El peligro de este enfoque es que nos lleva a creer que, si una relación discute, tiene problemas o no es siempre feliz, algo está mal. En lugar de ver las dificultades como una parte normal del proceso de crecer juntos, las interpretamos como signos de fracaso.
Joan Garriga, psicólogo y especialista en constelaciones familiares, añade que buscar la perfección en una relación muchas veces es una forma de evitar nuestras propias sombras y carencias. Cuando proyectamos en nuestra pareja la necesidad de que sean perfectos, en realidad estamos buscando evitar enfrentarnos a nuestras propias imperfecciones. Garriga sugiere que una relación sana no se basa en la perfección, sino en el equilibrio entre dar y recibir, y en aceptar al otro como es, no como nos gustaría que fuera.
Walter Riso, en su enfoque desde la psicología cognitiva, hace hincapié en la importancia de cultivar la independencia emocional. En su obra "Amar o Depender", nos recuerda que la felicidad personal no puede depender exclusivamente de la pareja. Las relaciones saludables no se construyen desde la necesidad de "completar al otro", sino desde la conexión entre dos personas emocional y psicológicamente independientes, que eligen compartir su vida sin pretender la perfección.
John Gottman, conocido por su investigación científica sobre relaciones de pareja, también ha aportado valiosa información sobre la imperfección en el amor. En sus estudios, ha demostrado que las relaciones felices no están exentas de conflictos. De hecho, lo que distingue a las parejas que perduran no es la ausencia de discusiones, sino cómo manejan esas discusiones. Gottman sugiere que aprender a reparar el daño después de un conflicto y mantener una actitud de respeto y admiración hacia la pareja es más importante que intentar evitar cualquier tipo de problema.
2. DIFERENTES ENFOQUES TERAPÉUTICOS PARA ABORDAR LA IDEALIZACIÓN DE LAS RELACIONES
Distintas corrientes terapéuticas han abordado la idealización del amor en relaciones perfectas desde perspectivas únicas, ayudando a las personas a gestionar expectativas poco realistas.
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): Este enfoque busca desafiar las creencias irracionales sobre lo que una relación debe ser. El pensamiento de "todo o nada" es común en las relaciones idealizadas. La TCC enseña a reemplazar estos pensamientos por otros más flexibles y ajustados a la realidad, fomentando un enfoque más equilibrado.
Terapia Humanista: Según esta perspectiva, la autenticidad es esencial. Para que una relación sea genuina, debe haber espacio para las imperfecciones. En lugar de buscar lo que falta, se trabaja en el desarrollo personal y la aceptación mutua. La clave está en fomentar la autocompasión y la compasión hacia el otro.
Terapia Sistémica: Esta corriente explora cómo las dinámicas familiares y los patrones interpersonales influyen en nuestras relaciones actuales. Si crecimos con una idea idealizada del amor o vimos relaciones perfectas en casa, esto puede moldear nuestras expectativas adultas. La terapia sistémica ayuda a romper estos patrones y a construir nuevas formas de relacionarse. La terapia sistémica de pareja profundiza en cómo los patrones familiares influyen en nuestras relaciones actuales. Muchas veces, nuestras expectativas de perfección provienen de dinámicas que hemos heredado de nuestras familias, como el deseo de "compensar" las carencias que vimos en las relaciones de nuestros padres o abuelos. Estos anhelos no solo son irreales, sino que perpetúan un ciclo de insatisfacción y frustración. El equilibrio entre dar y recibir no se refiere únicamente a lo que ofrecemos o exigimos de nuestra pareja, sino también a cómo honramos lo que hemos recibido de nuestra historia familiar. Cuando somos conscientes de esos patrones y los aceptamos, dejamos de intentar que nuestra relación actual "cure" heridas del pasado. En su lugar, nos enfocamos en construir un vínculo más auténtico, basado en la realidad presente y en la aceptación mutua. Así, liberarnos de estas cargas intergeneracionales nos permite establecer relaciones más libres y equilibradas.
Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): La ACT invita a aceptar las dificultades y las emociones incómodas que aparecen en las relaciones, en lugar de evitarlas. Nos alienta a enfocarnos en los valores que nos guían en la relación, como el respeto y la empatía, en lugar de buscar que todo sea perfecto.
Modelo de Gottman: Este enfoque enfatiza la importancia de construir una base sólida de amistad y respeto en la pareja. Gottman propone herramientas prácticas para gestionar los conflictos, como la "regla de los 5:1", donde por cada interacción negativa, deben existir al menos cinco interacciones positivas para mantener la relación en equilibrio.
3. ESTRATEGIAS PRÁCTICAS PARA CONSTRUIR RELACIONES MÁS SALUDABLES Y REALISTAS
A continuación, se presentan estrategias útiles para dejar de idealizar o anhelar las relaciones perfectas y empezar a disfrutar de su realidad:
Aceptar la imperfección en ambos: Entender que ni tú ni tu pareja sois perfectos es el primer paso hacia una relación más sana. Todos cometemos errores, y es importante aprender a convivir con ello y no pretender que somos ángeles.
Valorar los momentos difíciles como oportunidades de crecimiento: Los desacuerdos y las crisis pueden ser puntos de aprendizaje y fortalecimiento si se abordan con una actitud abierta. Solo hay que aprender los recursos que nos faltan y ponerlos en práctica con paciencia.
Practicar la autocompasión: Dejar de castigarse por no tener la "relación perfecta". La autocompasión fomenta el autocuidado y nos recuerda que las imperfecciones son humanas. Al igual que el otro nosotros también empleamos estrategias poco amorosas en muchas ocasiones.
Agradecer lo que la relación aporta: En lugar de centrarse en lo que falta, hacer un ejercicio diario de gratitud puede cambiar la perspectiva. Notar lo que ya está funcionando es clave para mantener una actitud positiva.
Desarrollar expectativas realistas: Examinar las creencias sobre el amor y replantearlas. Preguntarse si están basadas en la realidad o en ideales poco alcanzables. Suplantarlas por premisas que sí nutren la intimidad, el compromiso y la pasión en la pareja.
Buscar el equilibrio entre dar y recibir: Las relaciones equilibradas se basan en la reciprocidad. Para ello es importante sensibilizarse a este equilibrio y estar atentos para enmendar, subsanar y equilibrar.
Comunicar con destreza. Por ejemplo, aprender a comunicar las necesidades sin esperar que la pareja las adivine. La comunicación abierta y honesta es fundamental para evitar malentendidos y frustraciones.
No depender de la pareja para la felicidad personal: Como señala Walter Riso, la independencia emocional es crucial para evitar la codependencia. Desarrollar un nosotros y también un espacio donde uno mismo se provee de lo que necesita para estar asentado en su vida.
Evitar comparaciones con otras parejas: Cada relación es única. Compararse con otras parejas solo lleva a la frustración, especialmente cuando idealizamos a las parejas perfectas, pues no existen.
Comprender el ciclo de vida de una relación. Salir de la burbuja del enamoramiento con ganas de avanzar hacia un estado de un amor más profundo y enriquecedor.
Buscar ayuda profesional si es necesario: La terapia de pareja puede ser una herramienta valiosa para resolver conflictos y ajustar expectativas.
Te invito a imaginar que una relación es como un jardín. Al principio, el entusiasmo nos lleva a cuidar cada planta con esmero, esperando que todas florezcan y estén sanas. Pero con el tiempo, algunas hojas se secan y otras plantas crecen torcidas. En lugar de frustrarnos por no tener el jardín perfecto, podemos aprender a aceptar su naturaleza imperfecta. Lo que hace que un jardín sea especial no es su perfección, sino su vida, la capacidad de crecer y florecer o no, dar frutos o no a su propio ritmo, con sus defectos y bellezas únicas.
REFLEXIÓN
"El amor maduro no se basa en encontrar a alguien perfecto, sino de aprender a ver la perfección en la imperfección."¿Cómo sería tu relación si dejaras de buscar lo que no hay, tal vez la perfección y empezaras a disfrutar el presente?
Si sientes que estás atrapado en la búsqueda de la relación perfecta o que tus expectativas están saboteando tu felicidad, permítete avanzar. Trabajemos juntos para construir relaciones más realistas, auténticas y satisfactorias al igual que trabajé con los protagonistas de mi obra literaria Detrás del arcoíris La superación y Detrás del arcoíris La joya interior.