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EL PODER DEL AQUÍ Y AHORA: LA ATENCIÓN PLENA

  • mnwodnik
  • hace 13 minutos
  • 5 Min. de lectura

CÓMO TRANSFORMA TU VIDA COTIDIANA ¿Te ha pasado que abres una app “solo cinco minutos” y cuando parpadeas han pasado cuarenta? ¿O qué comes frente a una pantalla sin registrar ni el sabor? En un mundo hiperconectado, saturado de estímulos, vivimos con la atención fragmentada, el cuerpo en automático y la mente vagando. ¿Y si la felicidad se entrenara, no haciendo más, sino estando y siendo más?


La atención plena, también conocida como mindfulness, nos recuerda algo radicalmente sencillo: volver al presente, al cuerpo, a la respiración, al instante que tenemos entre manos. Como si la vida se escondiera justo en ese segundo que estás habitando… y no en la próxima notificación o en el recuerdo del ayer.

Este artículo continúa la línea de reflexión interior del blog —como la importancia del silencio y la introspección— y conecta con las ideas del filósofo Byung-Chul Han, Premio Princesa de Asturias, quien ha denunciado la autoexplotación silenciosa del sujeto contemporáneo y el vaciamiento emocional que provoca la hiperconexión digital.


Niña observando las hormigas en el jardín
Niña observando con atención plena

En este artículo exploraremos:

1. Qué es la atención plena y por qué necesitamos recordarla

Atención plena es estar aquí. Ahora. Sin juicio. Con presencia abierta y curiosa.

No se trata de vaciar la mente, sino de aprender a habitarla con menos enredo y más calma. Observar lo que surge —un pensamiento, una emoción, una tensión en el cuerpo— y acompañarlo sin intentar cambiarlo. Sin juicio, la autoestima también permanece en lo que es tal cual es.

Byung-Chul Han alerta sobre una sociedad del “rendimiento perpetuo”, donde el sujeto se explota a sí mismo en nombre de la productividad, hasta caer en el burnout. Esta presión constante nos desconecta de la vida y de nosotros mismos.

La atención plena, por el contrario, nos ancla. Nos permite notar cuándo nos estamos perdiendo —en el pasado, en el futuro, en la autoexigencia— y volver. A respirar. A sentir. A estar.


2. Cómo practicar atención plena en la vida cotidiana

No hace falta un retiro en el Himalaya para practicar mindfulness. Cuanto más cotidiana sea la práctica, más transformadora se vuelve. Algunas formas reales de comenzar:


1. Hacer una pausa consciente antes de mirar el móvil por la mañana

Notar el impulso. Sentir el cuerpo en la cama. Escuchar una respiración antes de sumergirse en la pantalla.

2. Respirar profundo tres veces antes de contestar un mensaje

Reconocer cómo te sientes antes de responder. Esto reduce reacciones automáticas y promueve respuestas más responsables y claras.

3. Saborear cada bocado al comer, dejando el teléfono lejos de la mesa

Notar texturas, sabores, olores, temperatura. Comer no solo nutre el cuerpo, también puede ser un ancla para el presente.

4. Darse una ducha sin pensar en la agenda, solo sentir el agua

Observar la temperatura, el sonido, la sensación en la piel. Convertir un acto diario en un ritual de presencia.

5. Caminar sintiendo el peso del cuerpo en cada paso

Percibir el contacto con el suelo, el ritmo de los pies. Caminar sin destino, solo estar.

6. Observar el cielo dos minutos al día sin buscar nada más

Permitir que los ojos descansen del brillo de las pantallas. Mirar sin expectativas.

7. Agradecer tres cosas antes de dormir, por pequeñas que parezcan

Agradecer la respiración, una sonrisa, una taza de café. El agradecimiento ancla en lo suficiente.

8. Escuchar de verdad a alguien, sin interrumpir ni planear la respuesta

Mirar a los ojos, estar disponible. Escuchar con el cuerpo, no solo con los oídos.

9. Llevar un diario de consciencia, escribiendo lo vivido en el día

No buscar grandes revelaciones. Solo dejar registro de cómo fue estar en el mundo ese día.

10. Elegir un objeto (una taza, una vela) y observarlo unos segundos como si fuera la primera vez

Explorar colores, formas, detalles. Detenerse a mirar, sin hacer nada más.

11. Cultivar una espiritualidad cotidiana, más allá de credos

Encender una vela con intención. Sentarse en silencio. Habitar lo sagrado de lo simple.

12. Practicar introspección en lugar de proyección

Cuando algo o alguien te moleste, detenerse a preguntar: “¿Qué parte de mí está reaccionando?”La atención plena no solo observa lo externo, también interroga con amabilidad lo interno.

Mujer bordando con atención plena
Mujer bordando con atención plena

3. Qué dicen los distintos enfoques terapéuticos sobre estar presente

Terapia cognitivo-conductual (TCC): utiliza la atención plena para detener el ciclo de pensamientos automáticos y reducir la ansiedad. Observar el pensamiento sin identificarse con él permite responder desde la claridad.

Terapia de aceptación y compromiso (ACT): considera la atención plena como una habilidad clave para vivir con valores y soltar la lucha interna.

Terapia humanista: ve el presente como el único lugar donde puede haber contacto genuino con uno mismo y con los demás. La autenticidad nace en el ahora.

Terapia sistémica: promueve la presencia en el vínculo. Escuchar realmente al otro implica silenciar el propio juicio y estar disponible para la relación.

Terapias contemplativas y budistas integradas a la psicoterapia: ofrecen prácticas para entrenar la atención desde la compasión y la ecuanimidad.


4. Ejemplo práctico de integración en una rutina real

Claudia, 48 años, consultó por ansiedad constante. No dormía bien y su mente no desconectaba nunca. Al comenzar terapia, practicó a diario tres minutos de respiración consciente al despertar. Luego, añadió una caminata breve, diaria, sin móvil, solo prestando atención a los sonidos del entorno.

Con el tiempo, Claudia empezó a notar una pausa interna. Pero lo más profundo vino después: comenzó a cuestionar su estilo de vida. Se dio cuenta de que se exigía demasiado y se concedía muy poco. No era solo ansiedad: era un modo de vivir desconectado.

Comenzó a preguntarse:¿Estoy siendo libre, o solo estoy rindiendo sin parar? ¿Cuánto de mi presencia he cedido a lo digital? ¿Qué vacío estoy intentando llenar con tanta prisa?

Esta toma de conciencia la llevó a tomar decisiones pequeñas pero simbólicas: dejar de revisar el correo por la noche, retomar un hobby olvidado y dedicar al menos tres minutos al día tres veces para estar en silencio. No cambió el mundo. Cambió su manera de estar en él.


5. Reflexión y cierre

“Estar presente significa aceptar que este momento, tal como es, es suficiente.”— Tara Brach

¿Qué momento te estás perdiendo por estar en otra parte? ¿Dónde está tu atención cuando no estás contigo? ¿Qué cambiaría si practicaras estar más que hacer?

Byung-Chul Han sostiene que el sujeto moderno se ha vuelto un esclavo voluntario, atrapado en un bucle de rendimiento y dependencia digital. La solución no es huir, sino recuperar el presente como lugar habitable.

La atención plena es una forma de rebelión suave. No grita. No huye. Solo se queda. Y en ese quedarse, transforma.

Si deseas comenzar ese proceso acompañado, estaré encantada de ayudarte.


 

 
 
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