ACEPTARSE UNO MISMO, tu sombra
- mnwodnik
- hace 22 minutos
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Cómo enfrentar tus partes ocultas para lograr la plenitud. Aceptarse uno mismo, aceptar las propias contradicciones internas, mirar de frente las emociones que incomodan y sostener con compasión aquello que evitamos… suena a valentía y ganas de evolucionar. Y lo es. ¿Quién querría invitar a su ira a conversar, a su exigencia a dar un paseo o a su envidia a cenar?
Y, sin embargo, lo que se niega no desaparece. Se oculta. Se transforma en síntomas, en bloqueos o en esa sensación recurrente de no estar viviendo desde la autenticidad.
A esto se refería Carl Gustav Jung al hablar de la sombra: aquellos aspectos de la personalidad que reprimimos porque no encajan con la imagen que creemos que debemos sostener. La sombra no es solo lo oscuro o lo “malo”. Puede incluir también lo no considerado y beneficioso: nuestra capacidad de liderazgo, deseo, sensualidad, ambición o creatividad, si estas fueron negadas en la infancia o en nuestro entorno.
La sombra no se elimina. Se integra. Y ese acto profundo de integración permite comenzar a aceptarse uno mismo, sin necesidad de esconder aspectos de nosotros en el desván psicológico.

En este artículo exploraremos:
1. Qué es la sombra psicológica y por qué nos cuesta tanto verla
La sombra es el conjunto de aspectos reprimidos, negados o no reconocidos de nuestra personalidad. Son emociones, pensamientos, impulsos y memorias que hemos escondido por considerarlos inadecuados o incómodos.
Jung propuso que lo que rechazamos en nosotros, más tarde lo proyectamos en los demás. Esa compañera que “te pone nerviosa”, el amigo que “te irrita” o esa persona que “te provoca rechazo inmediato”... muchas veces reflejan tu propia sombra sin integrar.
Ver nuestra sombra duele. Requiere honestidad interna y curiosidad, dejar de procrastinar, en entrenar tu felicidad estructural, ser valiente. Pero reconocerla es abrirse a una versión más completa de uno mismo, más real y libre.
2. Cómo abrazar tu sombra: guía práctica para empezar a aceptarse uno mismo
Abrazar la sombra no implica dejarse dominar por ella, sino reconocerla, dialogar con ella, integrarla con conciencia. A continuación, una guía práctica basada en distintos enfoques terapéuticos:
10 estrategias para comenzar a integrar tu sombra:
Observar sin juicio las emociones incómodas que emergen en lo cotidiano
Practicar journaling consciente, escribiendo sobre situaciones de incomodidad, malestar emocional
Identificar proyecciones observando a quiénes y lo que criticas
Explorar los sueños como material simbólico del inconsciente
Utilizar mindfulness para observar emociones difíciles sin evitarlas
Detectar patrones repetitivos en relaciones que generan frustración
Revisar mandatos familiares que reprimieron ciertos rasgos tuyos
Dibujar, danzar o usar metáforas para darle forma a lo que cuesta decir
Pedir feedback afectuoso a personas de confianza sobre lo que no ves
Buscar acompañamiento terapéutico para sostener este proceso
Ejercicio práctico de retroalimentación consciente
Pedir a dos o tres personas cercanas que respondan con afecto estas tres preguntas puede abrirte nuevas perspectivas sobre ti mismo:
¿Qué rasgo mío crees que me limita y no me permito reconocer?
¿Qué emoción me cuesta más expresar y cómo lo notas?
¿Qué actitud mía sería valiosa si la aprendiera?
Estas preguntas no se hacen para recibir juicio, sino para despertar a una nueva mirada. A veces, los demás ven nuestra sombra con más claridad que nosotros mismos.
Beneficios de aceptarse uno mismo
Aceptar lo que eres con todo lo que eso incluye —tu luz, tu sombra, tus matices— no solo es liberador. También transforma tu forma de habitar el mundo.
Beneficios de este camino de integración:
Fortalecer la autoestima desde un lugar real, no idealizado
Reducir la autoexigencia y el perfeccionismo
Mejorar las relaciones interpersonales al dejar de proyectar
Conectar con una identidad más auténtica y coherente
Vivir con menos culpa y más presencia
Aceptar no es resignarse. Es dejar de pelear con lo que no te gusta para abrazar quién eres y relacionarte contigo mismo de manera más completa.

3. Aproximaciones terapéuticas para comprender e integrar la sombra
Diferentes enfoques psicológicos ofrecen recursos valiosos para trabajar con la sombra. Aquí un resumen de los más destacados:
Terapia humanista Fomenta el contacto con la experiencia emocional auténtica. Se enfoca en reconectar con lo que ha sido negado, desde la aceptación y la autenticidad.
Terapia cognitivo-conductual (TCC) Ayuda a detectar pensamientos distorsionados y rígidos sobre lo que “deberías” ser. Cuestionarlos facilita la autoaceptación.
Terapia sistémica Explora dinámicas familiares y lealtades invisibles que limitan ciertos rasgos personales. Al liberar esas repeticiones, la sombra encuentra espacio.
Terapia de aceptación y compromiso (ACT) Propone convivir con emociones difíciles sin evitarlas, tomando decisiones alineadas con tus valores.
Psicología analítica (Jung) Introduce conceptos como el animus y anima, arquetipos que pueden formar parte de la sombra si no han sido integrados. Explorar estas figuras aporta profundidad y equilibrio.
4. Ejemplo práctico de autoexploración
Juan, de 54 años, siempre se consideró “el racional del grupo”. Le costaba llorar, mostrarse vulnerable o hablar de sus miedos. En terapia, descubrió que de niño aprendió que “ser fuerte” era lo correcto y que emocionarse era de débiles.
Con journaling, trabajo simbólico y ejercicios de proyección, identificó una parte emocional reprimida. Al integrarla, comenzó a expresar vulnerabilidad más allá de las lealtades invisibles con sus padres. Aprendió a vivir sin culpa limitante. Esto no lo debilitó; lo conectó con su capacidad de sentir y amar.
El resultado: más conexión, más autenticidad, más paz.
5. Reflexión y cierre
“Uno no se ilumina imaginando figuras de luz, sino haciendo consciente la oscuridad.”— Carl Gustav Jung
¿Qué parte de ti estás listo para mirar sin miedo? ¿Dónde aparece tu sombra en tus relaciones o decisiones? ¿Qué emoción llevas tiempo evitando y qué te está enseñando sobre ti mismo?
Integrar la sombra no es una lucha entre el bien y el mal. Es un acto de madurez psíquica, emocional y espiritual.
Vivir dividido desgasta. Vivir completo libera.
Si sientes que estás preparado para comenzar este camino, estaré encantada de acompañarte.








