Desde tiempos inmemoriales, el ser humano ha manifestado sus emociones y conflictos internos a través del cuerpo. Lo que hoy conocemos como somatización es una manifestación moderna de una reacción humana ante lo que no nos gusta o no sabemos cómo procesar. La somatización es la manifestación del malestar psicológico. Se puede entender como un estado emocional que no ha encontrado una expresión simbólica o como un mecanismo de defensa frente a emociones y fantasías que no podemos procesar. En este artículo exploramos:
¿Qué es la somatización?
¿Como podríamos percibir el día sin la noche? ¿Podemos imaginarnos alguna moneda sin dos caras? Lo mismo ocurre con la mente y el cuerpo. Son una unidad y se influyen mutuamente.A veces nuestra mente no se da cuenta de aquello que nos resulta amenazante o que nos genera excesiva tensión. A veces el cuerpo si percibe y muestra señales sincronizado con ese aspecto de la mente que ignoramos consciente o inconscientemente. A veces, las preocupaciones corporales sirven para buscar la atención y respuesta de los demás. Veamos por ejemplo la alexitimia, que es la dificultad para identificar y expresar sentimientos, está estrechamente relacionada con la somatización. Cuando actúa como una defensa, la misma reacción corporal permite evitar sentimientos y fantasías intolerables, como por ejemplo reprimir fantasías agresivas al percibirse a uno mismo como físicamente dañado. Estudios científicos avalan que la somatización es común en los “trastornos del estado de ánimo”, especialmente en trastornos de ansiedad y pánico.
¿Estás somatizando tus emociones?
¿Te has preguntado alguna vez si tus dolores físicos podrían estar relacionados con tus emociones? Aquí te proponemos algunas preguntas para ayudarte a reflexionar:
¿Sientes dolores físicos sin una causa médica aparente? Este es un signo claro de que tu cuerpo podría estar expresando emociones reprimidas. Por ejemplo, que tengas que ir al baño cuando sientes miedo, tanto si te das cuenta como si no.
¿Notas que tus síntomas físicos empeoran en situaciones de tensión o ansiedad? Esto apuntaría a que hay una conexión directa entre tus emociones y tu cuerpo.
¿Experimentas fatiga constante sin razón aparente? La somatización puede manifestarse como una falta de energía persistente.
¿Tienes problemas gastrointestinales recurrentes? El sistema digestivo suele ser uno de los primeros órganos en reaccionar ante el estrés.
¿Sufres de dolores de cabeza frecuentes? Las tensiones psicológicas a menudo se reflejan en dolores de cabeza.
¿Notas que tus dolencias físicas afectan tu rendimiento laboral o académico? Si observas que interfieren con tu vida diaria, es posible que estés somatizando.
¿Tu dolor físico ha afectado tus relaciones personales? Las relaciones pueden sufrir cuando uno de los miembros experimenta dolores inexplicables. A veces se ocultan estas dolencias otras hay un miedo al rechazo o una idea falsa de la generosidad que lleva a una falta de comunicación.
¿Qué síntomas tiene la somatización?
Reconocer las señales de somatización es fundamental para tomar acción preventiva:
Dolores inexplicables: Sentir dolores sin una causa médica clara.
Síntomas fluctuantes: Notar que los síntomas varían según tu estado emocional.
Fatiga constante: Experimentar una falta de energía persistente.
Problemas digestivos: Sufrir de dolores o molestias gastrointestinales sin causa aparente.
Dolores de cabeza frecuentes: Padecer cefaleas o migrañas.
Impacto en la vida diaria: Observar cómo los síntomas interfieren en el trabajo, la escuela o las relaciones.
Baja autoestima: Sentir que los síntomas físicos lastiman tu autoconcepto, afectan tu confianza en ti mismo o autoestima.
Síntomas físicos diversos: Experimentar una variedad de dolencias que no se explican médicamente.
¿Cómo prevenir la somatización?
La prevención es clave para mantener un sano equilibrio entre cuerpo y mente:
Reconocer las emociones: Ser consciente de tus emociones. Darte permiso para sentirlas plenamente.
Practicar la atención plena: Utilizar técnicas de mindfulness para conectar con el presente y reducir el estrés. Puede ser en una silla o simplemente trayendo la mente a la actividad en la que estás implicado.
Realizar ejercicio físico: Mantener una actividad física regular de cualquier tipo (tenis, paddle, baile, correr, nadar) para liberar tensiones acumuladas.
Establecer límites claros: Desarrollar la asertividad. Aprender a decir no. Gestionar mejor tus responsabilidades dejando de ocuparte de las responsabilidades de otras personas.
Salir de la zona de confort: Soltar creencias caducas y abrazar ejercicios de visualización donde mente y cuerpo exploran otras identidades liberadoras.
Crear un entorno de apoyo: Rodearte de personas que comprendan y apoyen tu proceso psicológico.
Practicar técnicas de relajación: Incluir en tu rutina actividades como yoga, meditación o respiración profunda.
Mantener una dieta sana y equilibrada: Comer de manera saludable para cuidar tu bienestar físico y emocional.
Dormir adecuadamente: Procurarte de las condiciones necesarias para tener un sueño reparador que te facilite la recuperación del cuerpo y la mente.
Buscar ayuda profesional si es necesario: Acudir a un terapeuta cuando sientas que no puedes manejar las emociones por ti mismo.
Terapias corporales
Las psicoterapias corporales ofrecen diversos ejercicios que ayudan a tomar conciencia del cuerpo y liberar tensiones de esa unidad que forma nuestro cuerpo junto con las tensiones emocionales y mentales . Estas modalidades incluyen:
Conciencia de las sensaciones: Aprender a reconocer y sentir las diferentes sensaciones en el cuerpo.
Respiración: Utilizar técnicas de respiración para calmar la mente y relajar el cuerpo.
Gestos y posturas: Adoptar posturas y gestos específicos para liberar tensiones emocionales acumuladas.
Estiramientos y movimientos: Realizar estiramientos y movimientos que ayudan a liberar la energía bloqueada en el cuerpo.
Movimiento auténtico: Participar en talleres de esta actividad puede ser revelador.
Masajes y expresiones: Emplear masajes y permitir la expresión emocional a través del cuerpo.
Estas prácticas corporales se pueden combinar con prácticas mentales como la concentración, la atención plena, las afirmaciones y la visualización para lograr una mayor integración entre la mente y el cuerpo.
¿Cómo trabajo la somatización en un paciente?
Considera el caso de María, una mujer de 50 años que llevaba años lidiando con migrañas constantes y problemas en su relación de pareja. Cada vez que discutía con su esposo, los dolores de cabeza se intensificaban, afectando su calidad de vida y su bienestar general. Después de muchas visitas al médico sin encontrar una causa física para sus migrañas, decidió probar la psicoterapia y el mindfulness.
A través de la terapia, María descubrió que sus migrañas eran una manifestación física de las tensiones, sentimientos y creencias reprimidas en su relación. La relajación y la práctica de la atención plena le permitió reconectar con sus emociones, identificarlas y expresarlas de manera saludable. Gracias a la melatonina recuperó el sueño. Poco a poco, aprendió a manejar sus conflictos internos sin somatizarlos, y sus migrañas comenzaron a disminuir.
Este proceso no solo mejoró su salud física, sino que también fortaleció su relación de pareja. Al abordar directamente sus emociones aflictivas y sus conflictos, María reseteó un nuevo equilibrio en su vida.
Como vemos en este ejemplo, en el proceso psicológico el terapeuta ayuda al paciente a identificar las creencias que le llevan a interpretar la realidad de forma que se daña. También descubre las emociones y fantasías que está evitando, especialmente los miedos y conflictos relacionados con la ira y la exclusión.
PROPUESTA DE REFLEXIÓN
La somatización, a menudo nos sirve para huir del momento presente. Entumecidos por la necesidad de escapar de una realidad que nos resulta difícil de afrontar nuestro cuerpo enferma para alertarnos de algún asunto pendiente. Pero ¿qué nos estamos evitando realmente? Reflexiona sobre lo que tus síntomas físicos representan en tu vida y cómo puedes encontrar un equilibrio que te permita disfrutar de una vida plena y satisfactoria. Recuerda, tu bienestar emocional y físico es fundamental para una vida plena y satisfactoria.