El día de los muertos, o el de todos los santos, es una festividad llena de simbolismo y tradición, profundamente enraizada en muchas culturas, en la que se honra la memoria de quienes han partido y se celebra el ciclo de la vida. Este acto de recordar en comunidad, mediante altares y ofrendas, visitas al cementerio, reuniones familiares, no solo nos permite un espacio de reunión con el pasado, sino que también nos ofrece una forma de reconciliación con la muerte y de fortalecimiento de los lazos con nuestra propia historia y la de nuestros antepasados.
En este artículo exploraremos:
1. POR QUÉ EL DÍA DE MUERTOS ES UNA HERRAMIENTA PSICOLÓGICA PODEROSA SEGÚN LOS EXPERTOS
El Día de Muertos simboliza una forma profunda de conexión con el más allá, representando una oportunidad para aceptar y procesar la muerte, lo que expertos como Moody, Ostasensky y Singh describen como una necesidad humana para encontrar paz emocional y significado en las experiencias de pérdida.
Raymond Moody, pionero en el estudio de las experiencias cercanas a la muerte, sugiere que conectar emocionalmente con los seres que han partido mediante rituales puede sanar heridas profundas: “La muerte no nos separa; sólo cambia nuestra forma de relacionarnos con quienes amamos”. Moody sostiene que actos como armar un altar, con detalles como velas y la comida favorita del ser amado, crean una conexión tangible con el mundo espiritual, permitiendo a los vivos “sentir” la presencia de sus seres queridos y aceptar la pérdida como un vínculo que trasciende el tiempo y el espacio.
Viktor Ostasensky, terapeuta enfocado en el proceso de duelo, sostiene que el Día de muertos nos brinda una oportunidad invaluable de dar lugar a la muerte en nuestras vidas cotidianas, ayudándoles a procesar la ausencia en una forma psicológicamente saludable. “Los rituales de recuerdo no son para los muertos; son para los vivos que necesitan sanar”. Según Ostasensky, al recordar a quienes ya no están, el duelo se convierte en una expresión de amor y gratitud, en lugar de un sufrimiento atrapado en el pasado.
Satwant Singh, experto en terapia de aceptación, subraya que honrar a los difuntos con actos de respeto y memoria facilita que las personas reconozcan la pérdida y la acepten con menos resistencia emocional. Según Singh, estas prácticas nos enseñan que, aunque el dolor de la pérdida existe, “es el amor lo que permanece y nos fortalece”. Celebrar la memoria permite a los dolientes transformar la tristeza en una relación espiritual que persiste más allá de la separación física.
2. EL IMPACTO DEL DÍA DE MUERTOS EN EL PROCESO DEL DUELO
Según Raymond Moody, la pérdida es menos dolorosa cuando se permite expresar y externalizar el amor a los seres fallecidos. El día de muertos nos brinda esta oportunidad: mientras se coloca la ofrenda, dejamos paso a las emociones y recordamos momentos especiales. Para Singh, este tipo de prácticas facilita el proceso de aceptación de la muerte como parte de la vida, alentando a integrar la pérdida en la propia historia de vida.
La muerte suele dejar asuntos inconclusos pendientes y heridas emocionales con quienes ya no están. El día de muertos permite un “diálogo” interno con los recuerdos, donde podemos expresar lo que nunca se manifestó y sanar heridas pendientes. Según Ostasensky, este ritual nos ayuda a liberar emociones de culpa o tristeza al abrir una vía para perdonar y agradecer, facilitando el cierre de ciclos emocionales y la sanación con quien ya no está.
3. DINÁMICAS PRÁCTICAS PARA HONRAR Y RECORDAR A NUESTROS SERES QUERIDOS
Propuesta 1: Imaginar que cada año se puede recibir a un ser querido fallecido.
Imagina que puedes reencontrarte con un ser querido una vez al año. ¿No prepararías un lugar especial para recibirlo? Esta propuesta invita a que construyas un espacio cuidado, tal vez un altar que represente lo que esa persona amaba, las cosas que le gustaban, contando con los cinco sentidos. Puedes enfocarte en los detalles. Piensa en cinco cosas que a esa persona le gustaban y que pondrías en su altar: quizás su bebida favorita, un libro, música, un perfume, una prenda especial, o algo que compartisteis juntos. Singh señala que estos pequeños gestos ayudan a fortalecer el vínculo emocional, manteniendo vivo el recuerdo en una forma más tangible. De esta forma creamos un lugar simbólico de encuentro.
Propuesta 2: Escribir una carta de agradecimiento y despedida
Escribir es una de las formas más terapéuticas para procesar el duelo. Puedes redactar una carta para tu querido, agradeciéndole por lo que compartisteis y despidiéndote simbólicamente. Esta práctica, sugiere Ostasensky, no solo libera emociones, sino que facilita una “conversación” simbólica que nos ayuda a dejar ir y a vivir el duelo de una manera más integrada.
Propuesta 3: crear un diario de recuerdos compartidos¿Te has puesto a pensar en todos esos momentos agradables que viviste con esa persona? Puedes dedicar un cuaderno o diario a escribir esos recuerdos especiales: las cosas que os hacían reír, las palabras que te decía y los pequeños detalles que siempre te harán pensar en esa persona. Este diario puede ser un espacio de homenaje, donde cada año agregues nuevos pensamientos o emociones, permitiéndote volver a sentir esa conexión y mantener viva su esencia. Asimismo puedes volcar lo que no te gustó y como has gestionado “eso” en tu vida.
Propuesta 4: hacer una meditación guiada de encuentro y paz
¿Te gustaría tener unos minutos para imaginar un reencuentro con tu ser querido? Encuentra un lugar tranquilo, cierra los ojos y visualiza un espacio especial donde te gustaría encontrarte con esa persona, como un parque, una playa o incluso tu propio hogar. En esta meditación, imaginas que puedes hablarle y decirle lo que sientes, y también recibir las palabras que te diría. Esta práctica te permite crear un espacio seguro para reencontrarte en paz y calma. ¿Qué te gustaría decirle o escucharle decir en este momento?
Propuesta 5: realizar un ritual de luz para honrar y soltar
Enciendes una vela y colocas una foto o un objeto especial de tu ser querido en un lugar que sea significativo para ti. Mientras la vela arde, dedicas unos minutos a recordar sus enseñanzas, sus gestos o cualquier cosa buena que hayais compartido. Dejas que esos pensamientos te traigan paz. Cuando te sientas listo, apagas la vela como un símbolo de soltar, permitiendo que ese recuerdo te habite y esa paz también esté contigo. ¿Qué emociones te trae este momento? Este pequeño ritual puede ayudarte a honrar la conexión que tienes y te brinda un espacio para expresar amor y gratitud.
Espero que estos ejercicios te den un momento de conexión y paz en esta fecha tan especial.
EJEMPLO PRÁCTICO
Ejercicio: Recordar y OfrecerAlejandra, quien perdió a su madre, decide colocar en su altar cinco objetos que representan su conexión: un ovillo de lana porque ella la enseñó a tejer, una receta de cocina, porque compartían la pasión por preparar postres, una foto de ellas juntas, una carta y una vela. Al armar el altar, Alejandra experimenta una paz y una conexión con su madre que le ayudan a procesar su pérdida y fortalecer su vínculo.
REFLEXIÓN
“La muerte no nos aleja, simplemente abre la puerta a un nuevo plano de entendimiento”. Esta frase nos recuerda que lo que compartimos con quienes amamos sigue vivo, aunque cambie de forma, y nos invita a reconciliarnos con el ciclo natural de la vida.¿Qué legado o enseñanza de tus seres queridos fallecidos desearías mantener viva en tu vida diaria? El Día de Muertos no solo es una festividad para honrar la muerte, sino una oportunidad para fortalecer la conexión con quienes partieron, reconocer su influencia y sanar nuestra relación con el ciclo de la vida. Celebrar y recordar ayuda a construir una vida más consciente y agradecida.
Si estás sufriendo por un duelo o estás acompañando a alguien que ya se despide de este plano y ves que no avanzas puedes apoyarte en la psicoterapia individual.