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ANGUSTIA EN LOS ADOLESCENTES UNA NUEVA PANDEMIA

Actualizado: 23 dic 2023

¿Podemos hacer algo para disolver o aliviar la angustia en los adolescentes una nueva pandemia. El doctor en Psicología, Psiquiatría Infantil y de la Adolescencia Pedro Javier Rodríguez nos advierte “que son más de cien los factores de riesgo o vulnerabilidad, como el acoso, los nuevos roles impuestos por las redes sociales, el contexto social, familiar y económico, la incertidumbre... y todos han ido empeorando…”¿Podemos hacer algo para disolver o aliviar a nuestros adolescentes esta reacción a la presión externa? La angustia en los adolescentes una nueva pandemia.

Llevo más de tres décadas dedicada a la psicología clínica y como PIR* conozco bien las escasas posibilidades que tienen mis compañeros en la sanidad pública para crear un espacio terapéutico con los menores debido a la falta de medios frente a la altísima demanda de apoyo para la salud mental de nuestros menores. Los psicólogos especialistas en clínica para los servicios de salud pública se topan con las largas listas de espera, la brevedad de las sesiones y la falta de continuidad entre otros obstáculos para ejercer su profesión.


ansiedad en adolescentes

Retomando la pregunta: ¿Podemos hacer algo ante esta nueva pandemia de angustia en los adolescentes?

En el ámbito de las administraciones públicas seguir alertando y poniendo nuestro granito de arena por pequeño que nos parezca, ya que un “aleteo de mariposa aquí puede generar un tsunami allí”.

Como educadores, padres, madres, abuelos, familiares o vecinos ¿qué podemos hacer para aliviar la angustia en los adolescentes una nueva pandemia.

Los adolescentes son, casi simultáneamente, sobre confiados y llenos de temor. Tienen miedo de sentimientos abrumadores, de perder el control, del fracaso. Si no los entiendes, recuerda que tampoco se entienden a sí mismos.

Los estudios científicos apuntan a estas pautas preventivas y orientativas, ya que cada menor es un ser humano único:


  1. Fomentar una comunicación abierta: Crear un entorno en el que el menor se sienta cómodo para hablar sobre sus emociones, problemas y sus dificultades. Escuchar activamente y sin juzgar, mostrándole empatía y comprensión. Y si no te sientes seguro…puedes aprender. “La recepción de la verdad depende en buena medida de la predisposición del alma que quiere acogerla”, señalaba Platón.

  2. Educar sobre la salud mental: Enseñar al menor la importancia de la salud mental y cómo cuidarla. Explicar que es normal tener altibajos emocionales, pero que siempre hay formas saludables de manejar y buscar ayuda cuando sea necesario.

  3. Mostrarle que la vida está repleta de retos a superar. Ponerse uno mismo como ejemplo de las situaciones más complicadas de las que hemos salido con más sabiduría. Compartir esta reflexión desde la amistad y no desde la superioridad pues solo generaríamos rechazo.

  4. Estar atento a los signos de alerta: Mantenerse alerta a cambios significativos en el comportamiento, como aislamiento social, cambios en el apetito o el sueño, pérdida de interés en actividades que solían disfrutar, expresiones de desesperanza o tristeza extrema, entre otros. Estos pueden ser signos de su sufrimiento.

  5. Acercarse, aunque haya señales de desinterés o rechazo. Un menor que está sufriendo tiende a distanciarse de las relaciones que antes le nutrían. Es positivo que perciba que la familia, los vecinos cuentan con él y le hacen propuestas en vez de “darle por perdido” por sus malas respuestas o aparente ausencia de interés.

  6. Promover relaciones saludables: Ayudar al menor a establecer y mantener relaciones positivas con familiares, amigos, vecinos y otros adultos significativos en su vida. Las relaciones sólidas y el apoyo social son fundamentales para el bienestar emocional.

  7. Enseñar habilidades de afrontamiento: Ayudar al menor a desarrollar habilidades saludables para enfrentar el estrés y las dificultades de la vida. Esto puede incluir técnicas de relajación, actividades físicas, expresión artística o cualquier otro enfoque que les ayude a manejar sus emociones de manera saludable.

  8. Coordinarse los profesionales de la educación, de actividades extraescolares y de pediatras: Solicitar la ayuda de las personas que también están en contacto con el menor y que pueden aportar causas y condiciones que les ayuden a reconquistar la salud mental perdida.

  9. Limitar el acceso a medios peligrosos: Mantener fuera del alcance de los menores cualquier objeto o sustancia peligrosa que pueda utilizarse para hacerse daño, como cuchillos, sacapuntas, medicamentos recetados o productos químicos.

  10. Buscar ayuda profesional: Si sospechas que el menor está en riesgo de suicidio, busca ayuda profesional de inmediato. Un psicólogo, psiquiatra o consejero escolar pueden brindar apoyo y orientación adecuada. Llamar a las líneas de ayuda 900 20 20 10, 024 o el 112.

  11. Buscar ayuda espiritual: Si eres creyente de alguna religión o si recitas mantras o trabajas con visualizaciones para mejorar tu vida, este es un buen momento para rezar, orar, meditar…Puedes modelar esta manera de autocuidado para que si quiere también él lo practique.

  12. Promover la conciencia y luchar contra el estigma: Fomentar una cultura de apertura y comprensión en torno a la salud mental. Educar sobre la importancia de prevenir la depresión, el suicidio y trabajar para eliminar el estigma asociado a los trastornos mentales.


niños ansiedad infantil

Hace nada tan solo eran unos niños. ¿Que ha pasado en tan poco tiempo? Recordar que la salud mental de los menores es un asunto serio y complejo que requiere una mirada compasiva de todos. Tenemos la responsabilidad de ayudarles. Esta sociedad enferma no la han creado ellos. Los menores son las víctimas inocentes de un “no saber ser una sociedad sana”, que hemos creado los adultos. Tememos por su felicidad y por su vida. Un suicidio es una historia personal y también social, ya que el suicidio tiene un impacto dramático en el entorno. Por cada suicidio de un adulto se calcula que hay un promedio de seis personas afectadas directamente. ¿Cuántos niños quedan impactados ante el suicidio de un compañero de clase? ¿Cuántas generaciones de esa familia soportarán el sufrimiento que acarrea un duelo sin cerrar de un menor suicidado?

Tenemos por delante una tarea compleja y necesaria como sociedad, más allá de movilizar a la administración pública, al sector sanitario, al educativo tenemos el reto de sanar como sociedad de forma que nuestros menores, sus padres, madres, las familias tengamos SALUD MENTAL.






*El PIR es un sistema de formación de postgrado, con una duración de cuatro años, elaborado y desarrollado conjuntamente por los Ministerios de Sanidad y Consumo y Educación y Cultura, en forma de residencia, a imagen de lo realizado para otras especialidades sanitarias como el MIR. Es una formación eminentemente práctica, pero complementada con una formación teórica, que se desarrolla en el marco de los Servicios Públicos. Se accede mediante un examen-oposición, al que pueden optar todos los licenciados en psicología que deseen obtener el título de ESPECIALISTA EN PSICOLOGÍA CLÍNICA.

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